domingo, 14 de febrero de 2016

J. J. Cale








J. J. Cale

He disfrutado de muchos viajes –casi todos por la noche-, y aparte de la compañía de la radio, siempre contaba en su momento con un arsenal de cintas que luego dejaron paso a los Cds.
Uno de los músicos que nunca faltaba en ese repertorio enorme era J. J. Cale.
Cuando aún no había visto cómo tocaba la guitarra, ya me parecía que no usaba púa, y por el sonido y esos punteos tan nítidos y particulares (marca de la casa), imaginaba unos dedos precisos y delgados.
Cuando tuve la oportunidad de ver y comprobar cómo lo hacía, me encuentro con un guitarrista con manos casi de agricultor tocando con una total y aparente indiferencia.
La mezcla de blues, country y folk; sus devaneos con ciertos toques cercanos al jazz y una de las voces más cálidas de la música moderna, lo convertían en algo único. A esa originalidad hay que añadir su talento para componer canciones magníficas.
Su influencia sobre músicos ya consagrados, la admiten estos con la misma naturalidad que se la niegan otros.
J. J. Cale no era un músico muy popular, aunque sí lo era entre sus colegas; pero, esto era algo que no le preocupaba en absoluto. 
Fue versionado y repetado por gente muy importante; sin embargo –según se cuenta-, no era muy amigo de la vida ¨normal ¨  de una estrella. Salía al escenario el tiempo suficiente como para pasarlo bien con quien quería y a su antojo, después, volvía a su rancho, donde se encontraba como pez en el agua.
Allí tenía su estudio, destripaba sus propias guitarras para rectificarlas y hacerlas única y, desde allí, seguramente contemplaba cómo en los últimos 30 años, parte de la música que se hacía, llevaba si no su sello, un aire que lo recordaba.
Este post es uno de los que tenía en mi lista sobre músicos de mis preferencias, pero cuando se nos fue en Julio de 2013, me encontré con tanta información sobre él, que decidí dejarlo para cuando saliera como ahora lo ha hecho.
Esto de recuperar vinilos, más que una terapia es una manera de volver a disfrutar con el recreo de todo lo vivido.

Para terminar, en uno de los artículos que se cruzaron en mi camino y que firma Luis Ventoso, dice que la mujer de J. J. Cale contaba lo siguiente: ¨ Te sientas en el porche de casa a la caída de la tarde, abres unas cervezas y escuchas tocar a Cale. No existe nada mejor ¨ .

Tiene, no sólo mi admiración y respeto como músico, sino como persona. Me gustaba ese aire, nada ficticio, de que nunca pasaba nada y esa apariencia de que pasaba de todo.
Tenía, según cuentan, un sentido del humor tan peculiar como sus canciones.
Cuando se fue con su fama de huidizo, dejó un rastro luminoso de canciones, toques de guitarra y una voz de franela antigua imposible de confundir.
¨After Midnight¨ y ¨Sensitive Kind ¨, entre otros, son dos de sus muchos temas, que nunca me canso de oír. La primera en directo con Eric Clapton, la segunda con la portada del disco donde se encuentra.

Esta vez levanto mi chupito de whisky a la venerable memoria J. J. Cale.






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